En el Bar del
Hotel donde se hospeda, la barra, es ancha y alargada. Caben en ella todas las
fantasías que preceden a cada una de las copas de whisky con las que esconde su
mezquina realidad.
Una bella mujer
le mira insistentemente, y él le devuelve la mirada con una sonrisa curiosa. No
puede evitar percibir cierto reclamo en aquellos ojos que se desenfocan a su
vista en la penumbra del local. Ambos llevan algunos minutos en el Bar tratando
de olvidar su último desenlace, el del adiós.
Cuando lo ve
acercarse, apaga su teléfono, no es bueno mantener expectativas sobre algo que
ya no existe. Una buena copa puede apagar el dolor, y especialmente el amor que
braseado aún en su corazón, quema en la boca del estómago.
Todos los
perdedores le provocan ternura, y ese hombre que se aproxima tímidamente se la
inspira a manos llenas. Le recuerda a alguien, pero el día no está para revisar
archivos viejos, prefiere soñar que le ha llamado la atención su caminar y recupera el olfato felino con el que le
gusta provocar al sexo opuesto.
Los extraños
no son su objetivo, pero no es extraño quien le despierta deseos, dejándola
indefensa y desnuda. Algo la arrolla, la atropella. Su sexo se enciende. Esas
manos que adivina en la distancia la invitan a soñar con caricias robadas en la
oscuridad.
Su habitación,
elegante y moderna, de tonos firmes y opacos ocultan la realidad y los sonidos
del exterior. Le espera nueve pisos más arriba, una habitación que soñó
compartir por amor y que ahora solo ve como el escenario perfecto para una
batalla cuerpo a cuerpo con la locura. Náufragos de una noche, pasajeros de
ascensor, aspiran el olor del otro, como la última cuota de oxígeno que resta
para vivir.
Sus bocas se
encuentran. Brindan sus labios, mientras comienzan a devorarse con deleite y
ansiedad.
El ascensor se
detiene en el piso 9 en el momento en el que uno penetra en la intimidad del
otro, sin que la noche desvele ninguna incógnita que a nadie le importe ya.
14 comentarios:
Que historia tan sugestiva.
Y bien escrita.
una historia sugerente y llena de matices que ubican al lector en tiempo y lugar con abundancia de detalles. Les agradezco chicos, por sumarse!
=)
Cuando- el deseo se desata, se desvelan las incógnitas y se solucionan todos los problemas.
Buen relato.
Un abrazo.
Erotismo y sensualidad en un ambiente que invita a leer, y disfrutar del texto.
Me encantó la historia y el final es para el aplauso.
Un beso.
Que profundidad, es una escena muy sensual y a la vez emotiva. Un aporte juevero muy genial.
Saludos
El deseo nubla los sentidos más que una borrachera, y depende de con quien lo sacie uede despertar con una espantosa resaca...
Un afectuoso saludo, sres periodistas.
Un relato sugerente y salpicado de situaciones con un erotismo muy bien dosificado.
Los deseos a veces surgen de la necesidad, como sustitutos adecuados de momentos ya rotos. Esos deseos son incontenibles y ansiosos de ser saciados. Mientras duran, son un lenitivo, aunque después la realidad del desengaño vuelve a enseñorearse de todo.
Magnífica ambientación de ese encuentro fortuito, fruto de la necesidad.
Un abrazo.
El erotismo elevado a la máxima potencia. Un redactado perfecto, que meustra a las claras el gran escritor que se esconde detras de estas frases subidas de tono. Mi enhorabuena.
Un encuentro fortuïto muy bien ambientado, donde la necesidad se funde con el amor, y aplaca todos los dolor es pasados.
Un abrazo
A veces los mejores momentos nacen de la csualidad...en estas cosas no sirve programaciones.
Muy buenos vuestro relato.
No son para desmerecer los vinculos fugaces, hay algo de revancha en ellos, ¿y que?
Hermoso texto reporteros!, me ha gustado mucho
Abrazo
Fantástica historia que nos invita a subir al piso noveno. Dos almas perdidas que nos ilustra como nuestros corazones, aún rotos, están hechos para latir en compañía.
que tonterias escribes
y ademas cuasi copiadas de otros textos
no te da vergun"?
y los otros tonticos de "palmeros"
todos andais de palmeros
rotando de blog en blog..jjejeje
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