25.9.13

Metrópolis, 26 de Septiembre de 2013

Editorial.

A veces la vida es un cristal, frágil y volátil, en un instante deshace todo lo que estaba por hacer. Agota las palabras y enmudece para siempre. No, tú no eres responsable, llorarás por dentro y los dos sabemos que no habrías llegado a esto por ti mismo.
Imaginarás, sólo imaginarás, pues la última frase ya es pasado y todo lo hecho se irá contigo.

A veces la vida es un cristal, transparente, luminoso, te muestra el futuro allá al fondo, en el horizonte que forman las palabras de ayer y de mañana. La sientes más tuya que nunca y te la quedas a prueba.
Imaginarás, sólo imaginarás, que lo tienes todo por escribir y marcharás a por ello.


RELATO:

Es sábado, hoy toca pasear y mirar el mundo de color detrás de los cristales.
Zaira, con lágrimas simuladas, rogó a su madre que la llevase a las tiendas del Centro Comercial para jugar a mayor.
Entre escaparates y probadores, Zaira vive con asombro todo lo que se ofrece a sus infantiles y ávidos sentidos.
Va de una vidriera a otra y señala con sus enormes ojos negros, aquello que le gustaría tener. Su sonrisa lanza destellos en su piel de ébano.
La pereza quedó en casa y el premio es un mundo de fantasías compartido de la mano de su mamá.
Hoy, sábado, se simultanean las compras con los paseos, y por todos lados los niños se escapan de la mano de sus madres en busca del tesoro escondido y del juguete nuevo que añadir a la estantería de su habitación.

En un segundo, el cielo se convierte en infierno, se intuye el peligro, se oyen gritos y se crea el desconcierto. Las primeras balas rompen el aire y los corazones. La fiesta de jugar a ser mayor se convierte en una adulta locura, y las risas en llantos.
Zaira nota el brazo de su madre que la sujeta fuertemente cubriéndola con su cuerpo cayendo al suelo. Los gritos a su alrededor golpean sus oídos. Sí, son balas, muchas balas impactando en carne ajena y ellas milagrosamente a salvo, necesitan salir de allí.
Al intentar incorporarse, su madre resbala con un charco de sangre y cae de nuevo encima de Zaira, que oye un nuevo disparo, esta vez tan cerca que le retumba en los oídos.
-¡Mi hija! Por favor… ¡Mi hija!
Es un latigazo en su espalda que le llena de humedad la piel. Se siente débil y todo comienza a oírse lejano.
-¡Mi hija! Por favor… Mi hija.


En memoria de Ruhila Adatia, periodista y presentadora de Radio y TV asesinada en el atentado del Westgate de Nairobi.


13 comentarios:

Tracy dijo...

Descanse en paz.

Montserrat Sala dijo...

Que realismo le habeis dado a este relato, tan cruel, tan triste. La guerra es simpre fuente de grandes calamidades,que duda cabe.
Saludos muy cordiales

Gaby* dijo...

Piel erizada... y un nudo en la garganta. Comprender por qué pasan estas cosas? Eso no se comprende, no hay explicación para justificar nada de esto... y sigo con la piel erizada y el nudo en la garganta.
Besos:
Gaby*

Unknown dijo...

Sin piedad... realmente sin piedad. Un beso!

Juan L. Trujillo dijo...

No hay nada mas literario que escribir con el corazón sobre la realidad vivida.
Y este relato es buena prueba de ello.
No se puede entender que esto ocurra, porque la barbarie no puede tener ninguna explicación.
Un abrazo y mis condolencias.

Anónimo dijo...

La insensatez de la guerra.La sinrazón más grande, vidas inocentes sesgadas para siempre. Y los que la provocan y promueven, siempre en retaguardia, con sus espaldas bien guardadas. Realmente duro
Un abrazo.

San dijo...

Este mundo está enfermo, muy enfermo.
Descanse en paz.

Charo dijo...

Me ha producido verdaderos escalofríos porque en este mundo tan inseguro y con tanta locura nadie sabe nunca si un día que se prometía feliz puede acabar en desgracia.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Es muy duro, lo que ha pasado,pobre gente, ¿qué culpa tenían de nada?
Una pena.
Bien narrado
Un abrazo

Natàlia Tàrraco dijo...

La brutalidad más inconcebible es cotidiana y nos sorprende comprando juguetes.
Así ha sido y así lo reflejaís. Homenaje a tantas, tantísimas sorpresas en todos los mercados del mundo.
Excelente reportaje y doloroso.
Besitos a repartir.

Mar dijo...

La realidad, me deja sin palabras para expresar la incontable repulsa hacia lo sucedido. Descanse en paz.

En España, las noticias de las franjas horarias de más audiencia han dedicado sobre unos 5 minutos a cubrir la desgraciada noticia del centro comercial de Nairobi. Hace unos meses cuando sucedió el atentado en EE.UU (en Boston) estos mismos informativos dedicarcon sobre 30 minutos a cubrir a noticia. Y yo me pregunto ¿son acaso las victimas de EEUU ME-JO-RES que las de KENYA? Sencillamente es indignante el doble rasero para medir que tienen los medios de comunicación de este país.

Bss.

Juan Carlos Celorio dijo...

Uf, una escena que podemos imaginar de modo muy vivo en las escenas de ese terrible ataque terrorista.
¡Nunca más!
Abrazos.

Auxi Gonzalce dijo...

La vida te puede cambiar en un segundo. Pero es tan triste cuando es un ser humano es el que trunca la vida de otro. ¿Con qué derecho puede un hombre coronarse para dar vida a una pesadilla como ésta? ¿Cuál es su dios que lo envía a ajusticiar a los inocentes?


Este, es un trabajo realizado por dos reporteros de ficción, que con la mayor de las indisciplinas, pretenderán entreteneros con sus informaciones sobre la actividad en nuestro virtual espacio Blogosférico.

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