27.4.11

Este jueves, Relato. La radio de la noche


Metrólpis, 27 de Abril de 2011

Editorial. 
Clark Kent

La radio es ilusión. La radio es imaginación. La radio es información. Y de noche, además, la radio es compañía.
Somos dos de los millones y millones de radioyentes, que cada día nos levantamos con ella, durante el día nos acompaña colgada de sendos pinganillos, y por la noche, en una cómplice comunión con nuestro yo más íntimo, nos ayuda en la difícil tarea de reconciliarnos con el sueño reparador que cierra el ciclo diario.
Y todo esto, que parece que viene de la nada, sin esfuerzos y que además es gratis, nos llega a través de unas voces que ocultan su cara tras el micrófono.

La cara que no conocemos del pensador, del que estudia contenidos, analiza audiencias. A veces más eficaz que la propia voz.
La cara que no conocemos del programador de producto, el del marketing, detectando nuevas necesidades o creándolas, percibiendo y suministrando información coyuntural.
La cara que no conocemos del periodista, que manipula (en el buen sentido del término) datos, información, archivos, dando forma a una actualidad que nos debe de llegar lo más imparcial posible.
La cara que no conocemos del realizador, que además de pensar ejecuta, materializando las ideas de terceros, convirtiéndolas en una realidad diaria, tan transitoria como eficaz.
La cara que no conocemos de los técnicos, ingenieros de sonido, eléctricos, que a pie de obra comparten un guión, que siguen con precisión matemática encerrados en su pecera de vidrio inastillable.
La cara que no conocemos del divulgador, la voz apasionada que pone sonido a los contenidos, que critica, toma partido, que da a conocer lo que sabe y arriesga en la emisión de juicios de valor.

En fin... La radio, todo un laboratorio que trafica con ideas, emociones. Que especula, ensaya, asesora y acompaña.
Una constelación llena de estrellas, de las que percibimos su luz y su sombra, tan sólo con un clic en el "Off" o en el "On"

Relato.
Lois Lane

Si hay alguien que sabe de insomnio y de noches de radio más que yo, que arroje el primer receptor.
Por mi parte creo saber qué espero de un programa nocturno, cuando el sueño de repente vuela y en la cara tengo el dos de oros, brillante y reluciente. Me gusta que el locutor o locutora me hable suave, bajito, que arme con delicadeza el ambiente o espacio propicio para que los oyentes vayan expresando opiniones, ideas, sentimientos, inquietudes en general. Tal vez sea la hora en que muchos, por primera vez en el día se encuentran con un "amigo" con el que poder "conversar".

La radio a esas horas, paradójicamente nos escucha, nos acompaña, nos entiende y recepciona nuestras emociones, sentimientos y dudas. A veces con suerte también nos enseña.
Es generalmente la persona adulta quien escucha la radio en la madrugada, donde se genera una situación comunicativa muy particular, de un mundo sin imágenes pero a todo color, el que se genera en la mente de quien está de este lado del receptor.

Es un medio de comunicación de tu a tu, íntimo, sereno, secretamente cómplice entre cientos o miles de oyentes. El oyente nocturno no busca tanto información como disfrute y placer, y sobretodo contención. También representa compañía para los trabajadores nocturnos, que bien contentos se irían a dormir: a ellos no los ataca el insomnio, a ellos los ojos se les caen de sueño...

En este horario no importa tanto la noticia o la primicia, en todo caso, sí la novedad de conocer a alguien puede ser el objetivo de oír determinada audición.
Me inclinaría por pensar que existe una singularidad en los oyentes nocturnos, que cada vez son más numerosos y que la calidad de lo que se les ofrezca no debe dejar de ser tenida en cuenta, aún si lo único que se estima por parte de la emisora es su rentabilidad, porque es lógico, es de suponer, que tratándose de gente más bien adulta a veces menos consumista, los ingresos por publicidad pueden ser menores.

Algo que he notado, es que a esa hora la música no resulta buena compañía y que cuando encuentro algo entretenido e interesante, se ve que el sueño acude presuroso también a oír y entonces como en un tobogán las voces me llevan a un mecerme por fin en un dulce vaivén de palabras.
Con qué gusto, tendría un programa de radio nocturno. Con qué gusto los invitaría a todos a oírme decir:

-Buenas Noches, aquí Lois, en su corazón en esta hora de la madrugada...
 Algunas películas, en las que la radio es protagonista:

¿Dónde estás amor de mi vida, que no te puedo encontrar? -                     Juan José Jusid .



Sleepless in Seattle - Nora Ephron




Good Morning Vietnam - Barry Levinson




 Días de Radio - Woody Allen



A Prairie Home Companion - Robert Altman

 
La guerra de los mundos - Orson Welles





Radioland Murders – Mel Smith





"Historias de la Radio"  José Luis Saénz de Heredia





Solos en la madrugada – José Luis Garci




10 comentarios:

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Vaya! doble texto radiofónico con estilos bien diferentes -estos chicos se han lucido!- y para rematar una excelente selección de pelis emblemáticas ensalzando el rol dela radio en nuestras vidas!...qué más se puede pedir!


Los felicito por la creatividad y la dedicación juevera! :D

San dijo...

Para mi estos reporteros dicharacheros sean superado con creces, doble ración rafiofónica y como siempre magníficos relatos, dos artistas ellos.
Abrazos fuertes ,fuertes para los dos.

V.Nas dijo...

Otros medios de comunicación nos han dado ocasión de poder ponerles caras a las voces de la radio.
Pero la realidad es que la radio no necesita de caras, solo necesita de matices fonéticos y de dicción para hacer que el intelecto y la imaginación vulen y recreen en el mundo personal todo aquello que recepcionan.
La voz envuelve, comunica, ensalza, enamora, conquista, lamenta,amenaza,aterroriza, acusa, reprende, y hasta acuna... Se empatiza o repele rapidamente con la voz que nos comunica según su tono y contenido.Y el oyente pone las caras y escenarios.
V.Nas

Anónimo dijo...

La magia de la radio, intimista y cómplice en la madrugada, comnunicadora, fábrica de rabiosa actualidad durante el día. Dos enfoques para una misma espléndida realidad, la de la radio. Como guinda de este sabroso pastel, una selección de películas basadas en la radio. Os habeis superado. Gracias por vuestro esfuerzo.
Un abrazo.

Medea dijo...

"Sleepless in Seattle"("algo para recordar")¡¡por Dios que peliculón y como protagonista la radio!!y para llorar un ratito.
Magnifico relato sin cara el primero. El segundo me anima a ser radioyente, me invita a buscar esa voz en noches insomnes, esa compañía sin cara, que flota en el ambiente con cálida voz,, quizás debierais compaginar la prensa escrita con algún programa de radio.
Beso grande a los dos.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Vaya si hay películas, y muchas que ni nos acordamos. Desde luego tienes razón, por la noche todo menos música y que te hablen suave como tú dices.
Reflexiones muy bien hechas sobre el tema.
Un abrazo

Juan Carlos Celorio dijo...

La noche tiene magia, la radio es un buen complemento.
No vemos quien ni como lo realiza, vemos lo que nuestra mente quiere, lo que nos es evocado.
Buen artículo, bien enlazadas las visiones de Lois, Clark y los recuerdos de la radio en el cine.
Abrazos, reporteros.

Natàlia Tàrraco dijo...

Clark y Lois, no podíais fallar al locutorio de las ondas, buen homenaje, y buen ramillete de films radiofónicos, estaís en todo !felicitaciones en primera plana!

A Lois le digo que la radio es eso, lo que dices, es trasmisión de sueños y acompañador de soledades, discrepo, incluso, juveniles, que mi hijo está enganchado hasta la madrugada y lo pasa de rechupete.

Sigo galopando rumbo a oriente pero no pierdo la onda juevera !salve!

Mamaceci dijo...

Fantastica la recopilación cinéfila que se liga con la radio! Un disfrute de verdad.
Felicitaciones a los reporteros y besitos

Anónimo dijo...

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