-¿Crees que nos llevaran con ellos si nos encuentran?
-Posiblemente...
-¿Y el destino será muy grave?
- He oído decir que pueden condenarte a cadena perpetua
- Muero de miedo...
-¡Calla! Siento pasos.
(Casi en silencio)
-¿ya se fueron?
-Sí, parece que no somos del tamaño ni la forma que buscan...
-Uf... menos mal, prefiero la cantera, la compañía de otras piedras. En el monumento me sentiría muy sola. Y ni hablar si me ponen en el portón con esas cadenas oxidadas...
Posible guion para nueva versión de Los Picapiedras.
9 comentarios:
Y sin embargo el destino final como monumento no sería nada despreciable jeje.
Abrazos para ambos
=)
En este caso creo que prefiere su libertad. Esta dicho que esta piedra no se formó para estar en monumentos. Muy divertido tu monologo. Fue un placer leerte. =)
Besos
Me inclino a lo que dice Mónica: hay monumentos que valen la pena y si son importantes también tienen más proyección de vida que la cantera donde los martillos y las excavadoras y hasta los cartuchos de dinamita causan estragos cualquier día... ¡Suerte, piedrecillas de mis amores! Un abrazo y gracias por participar.
Mejor con otras piedras, pobrecitas, estarán màs libres que en el monumento. De la que se libraron.
Un abrazo
Ya lo creo, la historia da para mucho.
Y viva la libertad de las piedras!
Uno no sabe lo que nos depara la vida, que suerte nos tocará en el recorrido, pero pensar con cabeza de piedra... eso se me hace difícil, sin embargo... estas piedras resultaron ser unas verdaderas sentipensantes.
Besos!
Gaby*
Se salvaron por poquito, a ver que destino les espera prontamente.
Muy bueno y divertido!
Un beso.
Hasta las piedras están merced del destino...
Un beso!
Pues podríamos interpretar este relato como una alegoría de la manera en que el humano transforma el medio en que se desenvuelve, pero dejémoslo en que esas rocas, de momento, al no ser las adecuadas para los humanos designios, siguen juntas y conversando.
Abrazos.
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