Caía el Sol. Su
panza dorada se fundía con el horizonte. Apenas mezclados dorados y azules, me
dejé caer por la playa. El pautado murmullo de las olas denunciaba el irritante
parloteo de historias fugaces que agobiaban el día, a la vez que reclamaba por
su silencio.
A lo alto y a lo bajo, las gaviotas
serpenteaban paseando sus picos, hurgando entre los despojos de los descuidados
visitantes. La belleza estaba amenazada. Qué difícil respetar el orden cuando la
barbarie baila junto al caos y el desconcierto.
Entre el oro y el cobalto, se asentó la
sombra del atardecer que desparramada en mil pedazos llegó hasta tocar la
orilla. Aquí las gaviotas, acariciando la arena, dibujaban bucles en el aire.
En ese juego de imitarlas, mis pies se hundían pateando en sus giros castillos
a medio derribar, sabiendo que esa secuencia de hacer y deshacer no tenía un
claro Cuándo, ni un oscuro Por qué.
En la soledad de la orilla, pisando huellas
fáciles de borrar, lancé cantos rodados al vacío entre ola y ola. Aposté por la
música del mar y gané.
Para historias… las que me contaron las
gaviotas, y las que les conté imprudente, inmerso en un cómplice atardecer.
14 comentarios:
Una descripción que me ha transportado a la mismísima orilla del mar.
Gente que necesita saber el mar cercano, así somos algunos. Magnifica descripción. Besos
Es en la soledad donde se está con nosotros mismos y captamos los susurros naturales que nos llegan.
Abrazos.
Muy encantador tu relato. La soledad y la tranquilidad de la playa relaja la mente, y nos pone muy susceptibles. Muy tranquilizante tu playa, me gustó mucho.
Saludos
Historias de gaviotas en una playa solitaria.Qué más se puede pedir?
Este superman está a todas, que bella descripción, yo quiero un poquito de esa playa.
Gracias reporteros, os esperaba y habeis llegado.
Besos para ambos.
Un momento de ser gaviota, algo que sería fantástico y que tal vez superman pueda hacer, aunque ojo con los vuelos, que por muy super que sea podría estozolarse por ahí.
El tono del relato, con ese intimismo al que nos lleva el mar me ha encantado.
Abrazos, amigos.
¿Súperman tomará sol con malla? jajajaja
Abrazos a ambos!
=)
Maravillosa forma y precioso relato. La soledad en la playa al atardecer da para pensar y disfrutar de la naturaleza. He imaginado esos dorados y ocres y esa panza dorada fundiéndose con el horizonte.
besos
Preciosa esta prosa poética que os ha salido reporteros, se nota el oficio.
Un abrazo
Muy bello. Me encató esta parte: "...sabiendo que esa secuencia de hacer y deshacer no tenía un claro Cuándo, ni un oscuro Por qué."
Un beso.
Qué bonito, me encantaría escuchar las historias de las gaviotas, deben de tener miles.. Un beso
Estoy contigo: el atardecer es el mejor momento para escuchar las historias que el viento transporta y mezcla con el murmullo de un mar en calma. Muy bonito.
Un abrazo.
Poética descripción de un atardecer en la playa, dorado y cobalto, escenario perfecto para el revolotear de gaviotas, una vez que en la playa el único sonido que se oye es el de las olas.
Un fuerte abrazo.
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