25.6.14

Este jueves, relato. Historias de Playa.


     Caía el Sol. Su panza dorada se fundía con el horizonte. Apenas mezclados dorados y azules, me dejé caer por la playa. El pautado murmullo de las olas denunciaba el irritante parloteo de historias fugaces que agobiaban el día, a la vez que reclamaba por su silencio.
    A lo alto y a lo bajo, las gaviotas serpenteaban paseando sus picos, hurgando entre los despojos de los descuidados visitantes. La belleza estaba amenazada. Qué difícil respetar el orden cuando la barbarie baila junto al caos y el desconcierto.
    Entre el oro y el cobalto, se asentó la sombra del atardecer que desparramada en mil pedazos llegó hasta tocar la orilla. Aquí las gaviotas, acariciando la arena, dibujaban bucles en el aire. En ese juego de imitarlas, mis pies se hundían pateando en sus giros castillos a medio derribar, sabiendo que esa secuencia de hacer y deshacer no tenía un claro Cuándo, ni un oscuro Por qué.
    En la soledad de la orilla, pisando huellas fáciles de borrar, lancé cantos rodados al vacío entre ola y ola. Aposté por la música del mar y gané.
    Para historias… las que me contaron las gaviotas, y las que les conté imprudente, inmerso en un cómplice atardecer.


14 comentarios:

Tracy dijo...

Una descripción que me ha transportado a la mismísima orilla del mar.

emejota dijo...

Gente que necesita saber el mar cercano, así somos algunos. Magnifica descripción. Besos

Verónica dijo...

Es en la soledad donde se está con nosotros mismos y captamos los susurros naturales que nos llegan.
Abrazos.

yessykan dijo...

Muy encantador tu relato. La soledad y la tranquilidad de la playa relaja la mente, y nos pone muy susceptibles. Muy tranquilizante tu playa, me gustó mucho.
Saludos

Unknown dijo...

Historias de gaviotas en una playa solitaria.Qué más se puede pedir?

San dijo...

Este superman está a todas, que bella descripción, yo quiero un poquito de esa playa.
Gracias reporteros, os esperaba y habeis llegado.
Besos para ambos.

Juan Carlos Celorio dijo...

Un momento de ser gaviota, algo que sería fantástico y que tal vez superman pueda hacer, aunque ojo con los vuelos, que por muy super que sea podría estozolarse por ahí.
El tono del relato, con ese intimismo al que nos lleva el mar me ha encantado.
Abrazos, amigos.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

¿Súperman tomará sol con malla? jajajaja
Abrazos a ambos!
=)

Leonor dijo...

Maravillosa forma y precioso relato. La soledad en la playa al atardecer da para pensar y disfrutar de la naturaleza. He imaginado esos dorados y ocres y esa panza dorada fundiéndose con el horizonte.

besos

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Preciosa esta prosa poética que os ha salido reporteros, se nota el oficio.
Un abrazo

Liwk dijo...

Muy bello. Me encató esta parte: "...sabiendo que esa secuencia de hacer y deshacer no tenía un claro Cuándo, ni un oscuro Por qué."
Un beso.

María José Moreno dijo...

Qué bonito, me encantaría escuchar las historias de las gaviotas, deben de tener miles.. Un beso

ibso dijo...

Estoy contigo: el atardecer es el mejor momento para escuchar las historias que el viento transporta y mezcla con el murmullo de un mar en calma. Muy bonito.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Poética descripción de un atardecer en la playa, dorado y cobalto, escenario perfecto para el revolotear de gaviotas, una vez que en la playa el único sonido que se oye es el de las olas.
Un fuerte abrazo.


Este, es un trabajo realizado por dos reporteros de ficción, que con la mayor de las indisciplinas, pretenderán entreteneros con sus informaciones sobre la actividad en nuestro virtual espacio Blogosférico.

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