Metrópolis, 26 de Julio de 2012

Editorial

Días pasados recibimos en nuestra redacción un informe que nos hablaba de la diferente forma de encarar la vida.

Cuestiones de actitud que nos hacen desembocar en un mejor o peor día a día. A propósito de ello nos hablaba de dos superhéroes: BATMAN y SUPERMAN.

En el primer caso, una persona oscura, convencida de que lo rodea el mal, las fuerzas maléficas, obsesionado con la venganza.

El segundo personaje, un optimista perpetuo, tratando de sembrar el bien y la justicia, y para quien nada es imposible, si se está bien inspirado.

No queremos atragantar a nadie con el menú que ahora sigue.

Al contrario queremos darle valor de civilización que tiene. Intento de camino y progreso de la humanidad hacia una vida más placentera.

Amanecimos hace unos días con la noticia fatídica, trágica y atónita de que en el estado de Colorado, un joven disfrazado con atuendo cinematográfico, al uso de los personajes de la película que se representaba en ese momento, (como parece ser costumbre aparecer en los cines de los EEUU) armando hasta los dientes, asesinó a todo el que se puso por delante. De forma gratuita e indiscriminada. Muertos reales e inútiles, mientras algunos de los presentes creían que era parte del espectáculo con que se adornada el estreno.

Evidentemente, hay seres oscuros, fracasados, negados de la posibilidad de sentir amor, y ahí habrá que poner el acento para entender, prevenir y evitar, estos episodios, que en EEUU son más que frecuentes en estos últimos tiempos y como el mal es más fácil que se contagie que el bien, habrá que estar alerta para evitar que estas practicas se hagan costumbres y nos dejen inmunes, de modo de ya no distinguir entre el bien y el mal, la vida y la muerte y sobretodo el valor que representa vivir en paz y tener confianza en el porvenir.

De momento, como seres equilibrados, ecuánimes y solidarios, espero que sintamos cierta indigestión. Aunque sólo sea de conciencia.